El licopeno es una sustancia químicas que existe en formato natural responsable de dar color a frutas y verduras y que posee un efecto antioxidante fundamental, ya que su función es neutralizar los radicales libres que son los culpables, entre otros, del daño celular.

¿Y cómo se refleja esto en nuestro organismo? Su consumo ayuda a reducir el colesterol en sangre y, por tanto, es un gran protector frente a las enfermedades cardiovasculares. Previene enfermedades cardiovasculares, algunos tipos de cánceres y, además, retrasa el envejecimiento anticipado del organismo. Y, además, impide la oxidación del colesterol malo LDL evitando daños por “estrés oxidativo”.

Así mismo, el licopeno ayuda a las defensas reforzando el sistema inmunológico y protege frente a las enfermedades coronarias. También existen estudios en la actualidad que señalan que el consumo de licopeno ayuda a prevenir o retrasar el cáncer de próstata en algunos pacientes.  También es bueno para la vista y la piel, a la que ayuda para que se mantenga sana y brillante.

¿Y dónde encontramos el licopeno? El tomate es la mayor fuente de licopeno que existe. Además, se encuentra en el albaricoque, la papaya, la sandía y el pomelo.

Lo cierto es que la mejor forma de asimilarlo es a través del tomate frito, ya que, el licopeno es soluble en la grasa y es de esta forma como mejor lo consume nuestro organismo.